Thursday, February 2, 2012

Las pruebas nos hacen crecer (Por John MacArthur )


Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.  
                                                --Santiago 1:2-4


Este pasaje nos presenta otra manera de pensar en las tentaciones que afrontamos. La palabra aquí traducida “pruebas” es la misma palabra traducida “tentación” en 1 Corintios 10:13 (citado anteriormente). Dios no solo nos protege de tentaciones que no podemos soportar; Él también usa esas tentaciones para ayudarnos a madurar. 

A todos nos gustaría poder decir que no nos falta nada, que somos perfectos y estamos completos. Nos gustaría oír al Señor decir que no falta nada en nuestra vida. Pero solo podemos llegar a esa condición a través del dolor. No podemos ser maduros sin cultivar la paciencia y no podemos cultivar la paciencia sin pasar por situaciones difíciles que prueban nuestra fe. Por eso Santiago dice que debe tener por sumo gozo cuando se halle en diversas pruebas, cuando afronte tentaciones y pruebas de su fe. Usted es fortalecido en esas pruebas al desarrollar resistencia espiritual. 

 Si quiere ser físicamente más fuerte, ¿qué hace usted? Se somete a experiencias dolorosas. Va al gimnasio y trabaja y trabaja, ya sea levantando pesas, corriendo en la pista o dedicando tiempo a caminar. Usted hace todo lo que puede por fortalecer su cuerpo, y usted sabe que en esto está implícito el dolor pero usted ha decidido que vale la pena soportar el dolor por la meta que se quiere alcanzar. A fin de fortalecerse, usted tiene que ser capaz de soportar algún dolor y perseverar a pesar de ese dolor. Es fácil comenzar pero es difícil permanecer con él. 

 Lo mismo puede decirse si quiere fortalecerse espiritualmente. Nunca llegará a madurar espiritualmente a menos que desarrolle paciencia y solo puede desarrollar paciencia cuando persevera en la fe a través de experiencias dolorosas. Algunos oran: “Señor, quiero ser fuerte para ti. Quiero ser valiente y audaz. Quiero crecer, llegar a la madurez, a estar completo en mi fe”. Si ora de esa manera, prepárese bien, ya que la respuesta a esa oración va a ser dolorosa. La única manera que Dios puede responder a esa oración es probando su fe llevándolo hasta el límite, empujándolo más allá de su ámbito natural y llevándolo por momentos difíciles. 

Si quiere eso para su vida, si usted desea ser todo lo que Dios quiere que sea para su gloria, entonces usted no solo apretará los dientes y soportará la prueba. La tendrá como motivo de gozo, como dice Santiago. ¿Cómo puede hacer eso? Usted mira más allá de la prueba, más allá del dolor, a sus efectos. Usted mira al propósito de ese tiempo de prueba en su vida, la meta de la madurez espiritual. Ahí está la fuente del gozo. En la medida en que se fortalece, será menos probable que ceda ante la tentación y menos probable que titubee en su fe. ¿No desea eso? Si es así bienvenidas esas pruebas que lo harán más fuerte.


Extraído del libro, El corazón de la Biblia escrito por el Pastor John MacArthur y publicado por Editorial Portavoz.

Aceptación de la salvación de Dios (Por John MacArthur )


“En el corazón de la Biblia”, en algunos de nuestros versículos favoritos, está la verdad de que Dios quiere que aceptemos el don de la salvación. No basta con creer que Dios es soberano sobre todas las cosas. Esa sería una idea atemorizante si también no creyéramos que el deseo del Dios Todopoderoso es salvarnos, no vernos destruidos. No basta con saber lo que ocurrió en la cruz. Es posible saber que Dios pagó un precio por nuestra salvación y aun así rechazar el regalo. La Biblia dice que debemos creer en Aquel que murió por nosotros, aceptando por fe el don de salvación, confesando nuestra fe delante de los demás y rindiéndonos a Cristo como Señor.    
   

 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envío Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

-- ­­Juan 3:16-17 


 Este pudiera ser uno de los primeros versículos que usted haya memorizado. ¡Qué verdad tan maravillosa! Dios quiere que sepamos que hay una manera de escapar de la perdición. A fin de entender la razón de por qué Dios dio a su Hijo, hay que entender la clase de mundo al que lo envío. Era un mundo donde la gente se perdía. Dios no envío a su Hijo para condenar al mundo, ya que el mundo ya estaba condenado. Él envío a su Hijo para salvar a las personas de la perdición. 

             Esa palabra “perderse” salta ante nuestra vista. Quiere decir más que morir físicamente. Tiene la connotación de destrucción eterna y castigo divino; en una palabra, el infierno. Jesús habló más del infierno que del cielo. Él habló acerca de un fuego que nunca se apaga, de un lugar donde el gusano nunca muere, donde las personas crujen los dientes, se lamentan y lloran, donde hay absoluta oscuridad. Eso es lo que quiere decir perderse. 

               Pero de tal manera amó Dios al mundo que envío a su Hijo para que no nos perdiéramos. Podemos tener vida eterna. No es el tipo de vida que tenemos ahora, continuando por siempre. Ninguno de nosotros pudiera soportar eso; sería un tipo de infierno. La vida eterna es un tipo de vida diferente. No es simplemente un cambio en la cantidad de vida, sino en la calidad de vida. Se nos dará el tipo de vida de Dios. Participamos en la dicha de inmortalidad divina, en la mismísima vida que es de Dios mismo. Dios nos da su propia vida que existe eternamente en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Nos rescata de la perdición y nos da vida eterna. 

               ¿Quién recibe esa vida? Todo el que cree en el Hijo unigénito de Dios. Jesús dice que no echará fuera a quienes acuden a Él (Jn. 6:37). Todo el que crea en él será salvo. ¿Qué significa creer el Él? Eso no quiere decir simplemente creer que una persona llamada Jesús vivió una vez en la historia. Quiere decir creer que Jesucristo es quien dijo que era. Creer en Cristo significa creer en el verdadero Jesús:

            El Jesucristo que es Dios encarnado,

            El Jesús que nació de una virgen,

            El Jesús que vivió una vida sin pecado,

            El Jesús que murió una muerte expiatoria en la cruz,

            El Jesucristo que resucitó de los muertos,

            El Jesucristo que ascendió al cielo,

            El Jesucristo que ahora intercede a la diestra del Padre como nuestro gran sumo sacerdote,

            El Jesucristo que ha sido declarado Señor por Dios mismo,

            El Jesucristo que vendrá algún día para reunir a los suyos con Él y establecer su reino eterno.

             Creer en ese Jesucristo es la única manera de escapar de la perdición. Pablo advirtió que otros pudieran venir predicando a otro Cristo (2 Co. 11:4) y que quienes predicaran otro evangelio debían ser malditos (Gá. 1:8). Pero los que creen en el verdadero Jesucristo no son condenados. Se les rescata de la perdición  con el amor de Dios.  
  



Extraído del libro, “El corazón de la Biblia” escrito por el Pastor John MacArthur y publicado por Editorial Portavoz.

Thursday, January 26, 2012

¡Creí que mis sufrimientos se acabarían en cuanto me hiciera cristiano! (Por John MacArthur)

La Palabra de Dios nos provee con dos razones por las cuales los hijos de Dios continúan enfrentando el sufrimiento después de la salvación. 

Primero, aunque somos liberados del dominio del pecado, cristianos aun sufren las consecuencias del pecado. La realidad del sufrimiento perdura en un mundo teñido por el pecado. Aun creyentes experimentan dolor, enfermedad, envejecimiento, y muerte, y a menudo son víctimas de los accidentes o hechos pecaminosos de otros. Esas cosas le suceden a todos, y todas tienen una conexión al pecado.

Pero hay una segunda razón por la cual los creyentes sufren – cada creyente es uno con Cristo. En esa unión, Dios nos dio el privilegio de participar en el mismo sufrimiento que toleró Jesús – sufrió por hacer lo bueno. Considere lo que dijo Pedro:
En la medida en que compartís los padecimientos de Cristo, regocijaos, para que también en la revelación de su gloria os regocijéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, dichosos sois, pues el Espíritu de gloria y de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, por ellos Él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado (1 Pedro 4:13-14; cp. Romanos 8:18). 

Sufrir por la causa de justicia es parte de una vida normal de un cristiano. Lejos de remover el sufrimiento, nuestra salvación lo garantiza. De hecho, la Escritura dice que debemos esperar tener problemas: “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese” (1 Pedro 4:12). 

Afortunadamente, con la promesa del sufrimiento, Dios nos promete Su presencia y una recompensa duradera. Y por esas bellas verdades, usted puede responder con esperanza – esa es un completo contraste a la perspectiva desesperante de un incrédulo. 

Salmo 34:18 dice: “Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu”. Hebreos 13:5 le recuerda que Dios nunca lo dejará – “No te desampararé, ni te dejaré” (cp. Mateo 28:20). Puede estar seguro que Dios siempre está cerca de usted en el sufrimiento más oscuro así como en los días de mucha bendición. 

El profeta Jeremías escribió, “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias” (Lamentaciones 3:22-23). La compasión de Dios nunca se agota o se envejece; es incesante y se renueva continuamente. No importa qué sufrimiento estés experimentando, esa verdad nunca cambia.
Primera Corintios 10:13 nos promete que “no os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. Usted puede continuar porque Dios le ha prometido no darle más de lo que puede soportar. Él quiere que usted supere y no permitirá que usted enfrente cualquier tentación que lo aplastará bajo su peso.

Todos los creyentes son imperfectos y necesitan disciplina y entrenamiento de su Padre celestial. Dios fielmente provee a cada uno de sus hijos verdaderos la clase de castigo que produce santidad. Hebreos 12:6 dice, “Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo”. Esa verdad no es única al Nuevo Testamento – Deuteronomio 8:5 dice, “Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga”. 

¿Cómo debes responder al castigo de Dios? Con agradecimiento y sumisión, reconociendo que tu amoroso Padre celestial está obrando en ti. Resuelve a no despreciar o ser desanimado por esa obra (Hebreos 12:5). Dios está podando tu vida para hacerte más efectivo y fructífero. Jesús dijo, “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto” (Juan 15:2). 

Dios conoce lo que necesitas y lo que puedes aguantar, y Él trae pruebas para probar tu fe y demostrarlo a todos los que están alrededor tuyo. Él por su gracia te ha escogido a ti para ser un ejemplo del poder de Su gracia: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9). En un mundo sin esperanza, sin paz, que teme la muerte, y vive en completo vacío, tu perseverancia en medio de las pruebas es un testimonio que Dios esta activamente y gloriosamente haciendo una obra en ti. 

Perseverando en medio del sufrimiento intenso provee un testimonio de una esperanza verdadera a un mundo sin esperanza. No importa la intensidad de la prueba que estés enfrentando, siempre tienes la esperanza del cielo animándote. Como uno que cree en Dios y confía en Su Palabra, estima la verdad que el sufrimiento y la muerte no son dignos de ser comparados a la maravillosa gloria de conocer a Cristo. Pablo afirma esto cuando él escribió: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:18).

Entonces, si estás en medio de una prueba, ora que tu condición espiritual sea gloriosamente evidente a todos a tu alrededor al mostrar verdadero gozo en ella (Santiago 1:2-4, 12).

Monday, January 23, 2012

La edificación de familias







La familia es la unidad designada por Dios para pasar el camino de rectitud de una generación a la siguiente (Dt. 6:7, 20-25). Satanás, sin embargo, ataca todo aquello que Dios ha establecido para preservar la rectitud. 


  Satanás ataca las tres fuerzas preservadoras de la sociedad: El gobierno, la iglesia y la familia. Cada vez que Dios ha ordenado un gobierno para castigar a los que hacen el mal y apoyar a los que hacen el bien, Satanás lo asaltará. Siempre que hay una iglesia que exalta a Cristo y proclama la Palabra, Satanás la atacará. Y a él no le gustan las familias que pasan la rectitud divina, por eso procura desintegrarlas. 

  Satanás está usado la sociedad inmoral y lujuriosa en la que vivimos para atacar a la familia. Ha hecho que a la familia le resulte difícil sobrevivir. La iglesia tiene que ayudar a preservar a la familia. Esa es una de nuestras prioridades en la iglesia; enseñamos y discipulazos a los hijos y a los jóvenes. Es inspirador ver a los adultos de la iglesia trabajar con los jóvenes, porque los jóvenes tienen la responsabilidad de preservar lo que aprenden y pasarlo a la siguiente generación. Quiero que nuestros jóvenes conozcan los principios de Dios para el matrimonio y la familia. 

  Cuando los creyentes están llenos de Espíritu de Dios, se someten unos a otros (Ef. 5:21-6:9). En una situación familiar, eso quiere decir que las esposas se someterán a sus esposos, y los esposos se someterán a sus esposas mediante un amor que nutre, valora y purifica. Los hijos se someterán a sus padres y los padres se someterán a las necesidades de sus hijos, no provocándolos a la ira, sino cuidándolos y criándolos en los camino de Cristo. La sumisión brota de vidas llenas del Espíritu Santo. La iglesia tiene que asegurarse de que las familias vivan controladas por el Espíritu de Dios de forma que puedan experimentar la bendición que viene por la sumisión de unos a otros. Si cada uno en la familia pelea por sus propios derechos, entonces se destruye la posibilidad de una relación significativa. 

  Las familias de una iglesia se debieran apoyar unas a otras. Se debieran ayudar y orar unas a otras con sus hijos. ¿Cuál es su reacción cuando ve hijos rebeldes? ¿Ora por ellos? ¿Ayuda usted a otros padres enseñando a sus hijos un comportamiento correcto? Una iglesia debe cuidar de sus familias.


 Extraído del libro, El Plan del Señor Para La Iglesia escrito por el Pastor John MacArthur y publicado por Editorial Portavoz.  

Friday, January 20, 2012

Se hizo pecado por nosotros (Por John MacArthur)







"Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él."  -- 2 Corintios 5:21 


 Este versículo tiene solo quince palabras en el original griego pero esas quince palabras expresan la doctrina de la sustitución como ningún otro versículo en la Biblia. Ese concepto de la sustitución está en el corazón del evangelio. ¿Quién fue el que no conoció pecado? Solo hubo una persona que viviera sin pecado y esa fue Jesús. Dios hizo que Jesucristo, quien nunca pecó, se hiciera pecado por nosotros.

 ¿Qué significa que dios hizo que Cristo se hiciera pecado? 

Algunos enseñan que en realidad Jesucristo se convirtió en un pecador en la cruz y por lo tanto fue castigado en la cruz. Algunos incluso enseñan que Jesús tuvo que ir al infierno durante tres días para pagar por esos pecados y después de pagar por sus pecados, se le permitió que resucitara de los muertos. Nada de eso es verdad. 
 
 En la cruz, Jesucristo tenía que ser el Cordero sin mancha, el sacrificio perfecto. En l cruz seguía siendo sin defecto. Él fue santo en la eternidad antes que fuera humano, luego vivió una vida santa y sigue siendo santo en la eternidad. Para seguir siendo plenamente dios y plenamente humano, Cristo tenía que permanecer santo, sin defecto y separado de los pecadores. ¡Él es el único que no conoció pecado, y basta! No es simplemente uno que no conoció pecado hasta la cruz. 


 Cuando la Biblia dice que Cristo se hizo pecado significa solo en cierto sentido; que Dios lo trató como si fuera un pecador, aunque no lo era. Permítame ser más específico. En la cruz, Dios trató a Jesús como si Él hubiera personalmente cometido cada pecado de cada persona que creería en Él, aunque en realidad no había cometido ninguno. Eso es lo que significa la sustitución. Jesucristo como nuestro substituto, llevando nuestro castigo. Como ya nos mostró Isaías 53, Dios puso el castigo por nuestros pecados sobre Él, aunque Él era el Hijo de Dios sin pecado. 

 El resto del versículo nos dice la razón por la que Cristo fue hecho pecado por nosotros. Lo fue para que pudiéramos ser justicia de Dios en Él. Ese es el otro aspecto de la sustitución. Dios trató a Jesucristo como si fuera un pecador para podernos tratar como si fuéramos justos. 

 ¿Se ha preguntado alguna vez por qué Jesús tenía que venir al mundo y vivir treinta y tres años cuando casi no tenemos información alguna de sus primeros treinta años? ¿Por qué tuvo que molestarse con esos treinta años? Si yo hubiera sido Dios, podría haber dicho: “Hijo, necesito que bajes y mueras por los pecados de todos los que han de creer. Solamente llevará un fin de semana. Bajas el viernes para que seas crucificado, sales del sepulcro el domingo y puedes volver”. Si su único propósito era la muerte y resurrección, ¿para qué los primeros treinta años? 

 He aquí la respuesta: Jesús dijo cuando iba a ser bautizado por Juan que debía cumplir toda justicia. Él estuvo haciendo eso durante toda su vida, llevando una vida plenamente justa. Hebreos 4:15 dice que Él fue tentado en todo como lo somos nosotros pero sin pecado. Fue tentado como niño, como joven y como adulto pero no pecó. 
 
 ¿Por qué tuvo que llevar esa vida sin pecado? Para que su vida sin pecado se acreditara en nuestra cuenta. Esa es la doctrina de la sustitución: Que la vida sin pecado de Jesucristo pudiera dársele a usted, o serle “imputada”. En la cruz, Dios trató  Jesús como si él viviera la vida de usted, de modo que Dios pueda tratarlo a usted como si viviera la vida de Jesucristo. Ese es el meollo del evangelio.




Extracto del folleto “El corazón de la Biblia” escrito por el Pastor John MacArthur y publicado por Editorial “Portavoz".

Wednesday, January 18, 2012

Confianza en el Señor




"Fíate de Jehová de todo corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y El enderezará tus veredas."   -Proverbios 3:5-6
                                                                                              

 Ese mandato en realidad llega hasta lo más profundo de nuestra vida cristiana. ¿Confía plenamente en el Señor? “De todo corazón” significa que usted confía en Él en todo y con todo lo que usted es. ¿Puede confiar en el Señor sin que importe lo que venga, bueno o malo? ¿Puede confiar en Él a pesar de todo el dolor o el sufrimiento que tenga que soportar, a pesar de la prueba que tenga que afrontar? ¿Confiará en Él cuando sus sueños se frustren y se consuman? ¿Confía en el Señor plenamente, sin que importe lo que ocurra?
 
  La alternativa es confiar en usted mismo, apoyarse en su propia comprensión. Podemos escoger confiar en nuestra propia interpretación de los sucesos en lugar de confiar que Dios esta dirigiendo nuestros pasos. Cuando las cosas en su vida parecen estar fuera de control, usted tiene que recordar que Dios lo ama y que en todo Él está obrando para su bien. No debemos entender todo lo que nos ocurre. Debemos aprender a confiar en Dios en vez de confiar en nuestra capacidad para darle sentido a las cosas. 

  Uno de mis libros predilectos de la Biblia es el libro de Job. Él tuvo más problemas que la mayoría de nosotros podamos imaginar. Todos sus hijos murieron cuando estaban adorando a Dios en una de las casas de uno de ellos. Luego perdió todos sus animales, todos sus cultivos, toda su riqueza. Después se enfermó y se sentaba sobre cenizas lamentándose y rascándose las llagas. Lo único que le había quedado era su esposa y no le apoyaba en nada. Ella le dijo que maldijera a Dios y muriera. 

  Job tenía algunos amigos que fueron a verlo, y durante la primera semana solamente se quedaron callados sin decir una sola palabra. Solamente lloraron con Job y se compadecieron de él. Eso fue sabio y bueno. Pero después de siete días los amigos abrieron su boca y toda su sabiduría desapareció. Llegaron a conclusiones ridículas con relación a su dura situación y responsabilizaron de ello al pecado de Job. Ellos pensaban que estaban siendo espirituales y de gran ayuda. Tenían su propia comprensión de los acontecimientos y estaban completamente equivocados. 

  Finalmente Job mismo le preguntó a Dios: “¿Cómo voy a entender esto?” Mi corazón es recto. Soy un hombre íntegro. No puedo hallar pecado alguno en mi vida. No tengo idea de por qué me está pasando todo esto”. Job no sabía que Dios estaba promoviendo que Satanás probara su fe, para demostrar que la fe salvadora no puede ser destruida por la tragedia. Job le pidió a Dios que le explicara por qué estaba sufriendo. La respuesta de Dios fue: “No, no te lo voy a explicar. ¿Por qué debiera explicarte algo? ¿Qué te hace pensar que pudieras entender?” Dios le reveló a Job su poder creador y su grandeza infinita.

 Al final Job sencillamente dijo: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto…me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:5-6). Estaba diciendo, en realidad: Siento mucho haberte cuestionado. Solo voy a confiar en ti. En respuesta a esa confianza, Dios volvió a dar a Job una familia y mayores bendiciones de las que había conocido antes. 

 Usted no puede descansar en su propia interpretación de las cosas que suceden en su vida. Usted solo puede descansar en el Señor. Confíe en Él con todo su corazón. Reconózcalo en todo momento. Él abrirá un camino que usted nunca había esperado. Esa es su promesa.


 Extraído del libro, El plan del Señor para la iglesia escrito por el Pastor John MacArthur y publicado por Editorial Portavoz.


Monday, January 16, 2012

Cómo ser salvo (Por John MacArthur)






Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
-- Romanos 10: 9-10

Esta parte crucial de la Biblia expresa las dos cosas que usted debe hacer para ser salvo. ¿Cuál pudiera ser más importante?
Lo primero que debe hacer es confesar con su boca a Jesucristo como Señor. Eso significa más que reconocer que Jesús es el Señor, más que decir que Jesucristo es Dios. Después de todo, Santiago 2:19 dice que hasta los demonios saben que Dios es el soberano del universo pero ese conocimiento no los salva. 
Confesar a Jesucristo como Señor quiere decir que Cristo es su Señor, su Soberano. Hacer esa confesión significa expresar en voz alta delante de los demás su profunda convicción personal, sin reservas, de que Jesucristo es su dueño y el soberano de su vida. 
Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo” (Lc. 9:23). Esa es una afirmación asombrosa, considerando el modo en que las personas piensan acerca de la función de Jesucristo en su vida hoy, El evangelio no es acerca de la satisfacción de sí mismo, como muchos suponen. Es acerca de la abnegación. Nadie puede confesar a Jesucristo como Señor y decir: “Muy bien, Jesucristo, voy a dejarte entrar en mi vida y quiero que me hagas una persona de éxito y mejores mi matrimonio y reduzcas mi falta de habilidad en el golf”. El evangelio no es acerca de Jesucristo que viene a su vida y le da lo que usted desea. Es acerca de ir usted ante Jesucristo y decirle: “Dios, ten misericordia de mí, pecador. Sálvame”. Es decir: “Jesucristo, te reconozco como mi Soberano, Maestro y Señor. Me aparto de mis propios deseos y mi propia necesidad de controlar mi vida. Me someto a todo lo que quiera para mí”. 
El joven rico no haría eso (Lc. 18:18-27). Jesús le dijo que hiciera una cosa: Vende todo lo que tienes y dalo a los pobres y luego sígueme. Usted no se salva por deshacerse de su dinero. Lo que Jesús quería era probar el compromiso del hombre con Jesús como su Señor. Él le pudo haber pedido que hiciera centenares de cosas distintas pero Jesús escogió algo que él sabía que probaría su disposición a negarse así mismo. El joven rico no pudo someterse al gobierno de Cristo sobre él. No pudo confesar de esa manera que Jesucristo era el Señor de su vida. Se fue triste y sin la salvación. 
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Lo segundo que debe hacer para ser salvo es creer en su corazón que Dios resucitó a Jesucristo de los muertos. Creer en la resurrección quiere decir que usted también cree que Jesucristo murió en la cruz y resucitó de los muertos como la señal de que en realidad es el Mesías, levantado finalmente a la más elevada posición para gobernar con el Padre. Dios el Padre puso el sello de aprobación divina sobre la perfecta obra de Jesucristo, su vida sin pecado y su muerte expiatoria, cuando lo resucitó de los muertos. La resurrección fue la validación suprema de su ministerio y de su identidad. 
Usted será salvo solo cuando haya reconocido a Jesucristo como su Señor y haya creído que su muerte en la cruz fue el sacrificio eficaz por su pecado, validado por su gloriosa resurrección. Usted cree con su corazón y es justificado ante Dios; usted confiesa con su boca y confirma esa realidad. 
 




Extraído del libro, El corazón de la Biblia escrito por el Pastor John MacArthur.



Sunday, January 15, 2012

Conversión a Cristo (Por John Piper)


Mateo 13:44–46
El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que al encontrarlo un hombre, lo vuelve a esconder, y de alegría por ello, va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo. 45El reino de los cielos también es semejante a un mercader que busca perlas finas, 46y al encontrar una perla de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró.

La semana pasada vimos la infinita y maravillosa felicidad de Dios, que es el fundamento del hedonismo cristiano. Dios es feliz porque Él toma un placer perfecto en la excelencia de su propia gloria, especialmente en la manera en que se refleja en su divino Hijo. Dios es feliz porque Él es soberano, y de esta manera puede sobrepasar cada obstáculo a su deleite. Y la felicidad de Dios es el fundamento del hedonismo cristiano, porque así Él derrama sobre nosotros su misericordia. Cuando Dios llama a un hombre o mujer a Él, no es porque Él tiene necesidad de dar aquel amor que Él comparte. Nosotros concluimos la semana pasada diciendo que no todo el mundo puede compartir eternamente el gozo, porque existe una condición que nosotros debemos conocer. La condición es que nosotros debemos obedecer el mandamiento: "Deléitate asimismo en el Señor". (Sal. 37:4). Pero muchas personas toman más deleites en las riquezas, en la venganza y en la recreación más que en Dios. Ellos no han compartido la misericordia de Dios; ellos están perdidos. Lo que ellos necesitan es convertirse a Cristo, que no es más que convertirse al hedonismo cristiano, eso es lo que quiero hablar con ustedes en esta mañana.

Alguno puede preguntar: Si el punto crucial es la conversión, ¿por qué no simplemente decimos, "cree en el Señor Jesucristo y serás salvo?". ¿Por qué traemos esta nueva terminología del hedonismo cristiano? Es una buena pregunta. Aquí está mi respuesta. Nosotros vivimos en una sociedad superficialmente cristianizada, donde miles de personas perdidas piensan que ellos creen en Jesús. En muchos de mis testimonios a los inconversos y a los cristianos nominales, el mandamiento "cree en el Señor Jesucristo y serás salvo", es virtualmente sin significado. Borrachos en las calles, dicen que lo son. Parejas no casadas que duermen juntos, dicen que lo son. Personas mayores que no han disfrutado de la adoración y la comunión, dicen que lo son. Todo tipo de persona amante del mundo que asiste a la iglesia, dice que lo es. Mi responsabilidad como predicador de la palabra de Dios y profesor de la iglesia, no es sólo repetir la preciosa sentencia Bíblica, es hablar la verdad con palabras que pueden atrapar sus conciencias y ayudarlos a sentir su necesidad de Cristo. Lo que trato de hacer es tomar una enseñanza tan descuidada y tan esencial de las Escrituras y hacerla tan clara como pueda, con la esperanza de avivar algunos corazones.

Antes de concentrarnos en la conversión debemos revisar grandes verdades sobre la realidad que hacen de la conversión algo necesario. La primera verdad que debemos enfrentar como seres humanos es que Dios es nuestro creador a quien le debemos gratitud por todo lo que tenemos. La mejor evidencia de esto está en tu propio corazón y vida. ¿Por qué automáticamente pasas juicio sobre una persona que te desprecia cuando le haz hecho un favor? Automáticamente hallamos a una persona culpable cuando no ha tenido gratitud hacia aquel que le ha demostrado gran misericordia. ¿Por qué? Sabes que sería totalmente insatisfactorio contestar diciendo: Me siento así, meramente porque me castigaban cuando niño por no decir gracias. No permitimos que se salgan con la suya tan fácilmente. La rapidez con que nuestros corazones juzgan a personas desconsideradas, nos hace testificar sobre nuestra verdadera creencia: ¡Los ingratos son culpables!

La verdadera razón por la que nuestros corazones responden de esta manera es porque somos creados a imagen de Dios. Tu sentimiento de juicio, el cual de una manera automática, me hace culpable si yo te ignoro después que tu salvar a mi hijo de ahogarse, es la voz de Dios en ti. Un aspecto de la imagen de Dios en ti, es que involuntariamente te encuentras considerando la gratitud como una obligación. De esta manera, sabes en tu corazón que hay un Dios a quien debemos gratitud. Sería demasiado hipócrita pensar que Dios espera menos gratitud por sus dádivas que tú por las tuyas. "Oh, dale gracias a Dios, porque Él es bueno: porque para siempre es su misericordia" (Sal. 107:1). De esta manera, si simplemente tienes un estándar moral en el cual automáticamente atacas al prójimo, no serás capaz de escapar del hecho de que la ley de Dios está escrita en tu corazón y dice: Una criatura le debe a su creador afecto de gratitud en la medida de su dependencia a la bondad de Dios.

Esto nos lleva a nuestra segunda y gran verdad, la cual los humanos debemos empezar a enfrentar: Nosotros no nos imaginamos, ni hoy ni mañana, la profundidad, intensidad y consistencia de la gratitud a Dios pertenece como el creador nuestro. Ni siquiera necesitamos la Biblia para entender que somos culpables de ingratitud. Sabemos que no hemos rendido a Dios lo que nosotros mismos demandamos de los demás. Nosotros sabemos que el sentimiento de juicio en nuestros corazones con el cual encontramos a las demás personas culpables por ingratitud, nos reta a ser testigos vivimos de que Dios nos encuentra culpables por nuestra asombrosa ingratitud hacia Él. Si nosotros silenciamos este testigo en nuestros propios corazones, la Escritura lo hace más claro en Romanos 1:18-21.

"La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que retienen la verdad de Dios con injusticia...y aunque conocieron a Dios no le glorificaron como Dios, ni le dieron gracias por lo que Dios los entregó a una mente reprobada".
Cuando cada humano se presente frente a Dios para dar cuenta de su vida, Dios no tendrá que usar alguna sentencia de la escritura para enseñar a las personas su propia culpa y su estado de condenación. El simplemente preguntará 3 cosas:
  1. ¿No fue lo suficientemente claro en la naturaleza que lo que tuviste fue un regalo, como mi criatura dependiste de Mi para respirar y para vivir y en todo?
  2. ¿No fue el sentimiento de juicio en tu propio corazón siempre encontrar a los demás culpables cuando fueron ingratos y debieron ser agradecidos frente a una misericordia?
  3. ¿Ha sido tu vida llena de alegría y gratitud en proporción a Mi misericordia hacia ti?
El caso queda cerrado.

La tercera gran verdad con la que nos debemos enfrentar es la ira de Dios sobre nosotros por nuestra gran ingratitud. Nuestro propio sentimiento de juicio requiere que la cuenta moral del universo sea resuelta. Nosotros no permitimos indignaciones en contra de nuestro propio carácter de ser barridos debajo de la alfombra, ¡cuánto menos Dios! La rectitud de Dios significa que Él sostiene la grandeza de su gloria. Cuando nosotros por nuestra ingratitud desechamos la gloria de Dios, la cuenta de justicia debe ser resuelta. El hombre merece más que un gato. De esta manera puedes ir a la cárcel por difamar el carácter de un hombre, pero nadie ha sido condenado por calumniar un gato. Dios merece más que un hombre y de esta manera la difamación de su carácter a través de marcas grotescas de nuestra ingratitud, nos lleva a la sentencia de la destrucción eterna. La paga del pecado es la muerte eterna (Rom. 6:23).

La noticia más terrible en el mundo es que hemos caído bajo la condenación de nuestro creador y que Él está unido a su propia justicia y carácter para preservar la gloria que Él merece, mostrando su ira por el pecado de la ingratitud. Pero hay una cuarta gran verdad y es que, ninguno puede aprender ni de la naturaleza o de sus propias conciencias, la gran verdad que debe ser dicha a nuestro prójimo, predicada en nuestras iglesias y llevada por los misioneros: Llamada, las buenas noticias que Dios ha decretado, de tal forma que podamos satisfacer las demandas de su propia justicia sin condenar a toda la raza humana. Él la ha tomado sobre Sí, sin tomar en cuenta algún mérito en nosotros, para ejecutar nuestra salvación. La sabiduría de Dios ha ordenado una forma para que el amor de Dios sea llevado a nosotros de tal forma que su rectitud no sea comprometida. ¿Es eso sabiduría?

"Nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles necedad; más para los llamados tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios" (1 Cor. 1:23-24).

Cristo Jesús, el Hijo de Dios crucificado, es la sabiduría de Dios, por la cual el amor de Dios puede salvar a pecadores de su ira y al mismo tiempo demostrar su justicia.

Romanos 3:25-26 dice: "A quien Dios exhibió públicamente como propiciación por su sangre mediante la fe, como evidencia de su justicia, a causa de haber pasado por alto, Dios en su tolerancia, los pecados pasados, con el propósito de demostrar su justicia en nuestro tiempo presente, a fin de que el sea justo, y El que declara justo al que es de la fe en Jesús". “A quien Dios exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe, a fin de demostrar su justicia, porque en su tolerancia Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente, para demostrar en este tiempo su justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús.”

¿Cómo puede Dios exonerar a pecadores que han sido malagradecidos de su gloria y no han demostrado respeto a su justicia ni tampoco se han comprometido con su gloria? Respuesta:
"Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros llegásemos a ser justicia de Dios en El" (2 Cor. 5:21).
“Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él.” (2 Cor. 5:21).
"Mandando a su propio Hijo de la carne corrompida por el pecado, El condenó el pecado en la carne" (Rom. 8:3).
“...enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado en la carne,” (Rom. 8:3).
"Cristo mismo llevó nuestros pecados en el madero"(1 Ped. 2:24).
“y Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz,...” (1Ped. 2:24).
"Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el Justo por los injustos, para llevarnos a Dios"(1 Ped. 3:18).
Si la noticia más terrible del mundo es que hemos caído en juicio de condenación de nuestro creador y Él está unido al carácter de su justicia para preservar la gloria que Él merece sacando su ira hacia el pecado de nuestra ingratitud, entonces la mejor noticia en todo el mundo (¡El evangelio!) es que Dios dictó sentencia sobre su Hijo en nuestro lugar (Gal.3:13) y así demostró su justicia que está unida a su propia gloria y así, ¡seguir salvando a pecadores como yo!.

Pero no todos los pecadores. No todos han sido salvados de la ira de Dios porque Cristo solo murió por los pecadores. Esta es la quinta gran verdad que nosotros debemos oír: Existe una condición que debes conocer para poder salvarte. Yo quiero enseñarlo como mi último punto, que es convertirse un hedonista cristiano, que es la parte esencial de esta condición.

"¿Qué debo hacer para ser salvo?". Esta es probablemente la más importante pregunta que cualquier humano debe hacerse. Veamos por un momento las diferentes maneras en la que Dios contesta esta pregunta en su palabra. La respuesta en Hechos 16:31 es "Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo". La respuesta en Juan 1:12 es que debemos recibir a Cristo: "Todo aquel que le recibe...Él le dio potestad para convertirse en hijo de Dios". La respuesta en Hechos 3:19 es, "arrepiéntete"; esto es, dale la espalda al pecado (arrepiéntete para que tus pecados sean borrados). La respuesta en hebreos 5:9 es obediencia a Cristo. “Jesús se convirtió en la fuente eternal de salvación a aquellos que le obedecen.”

Jesús mismo respondió la pregunta de varias formas. Por ejemplo, Él dijo en Mateo 18:3, que hacerse como un niño es una condición para la salvación:
“Verdaderamente te digo a ti, a menos que no te conviertas en un niño, no podrás entrar a reino de los cielos.”
En Mateo 8:34-35. La condición de auto negación es perder el deseo de las cosas de este mundo por la vida en Cristo.
“Si cualquier hombre viene a mi, que se niegue a si mismo, tome su cruz y sígame. Por que cualquiera que quiera salvar su vida la perderá; y cualquiera que pierda su vida por causa del evangelio, la salvará.”
En Mateo 10:37 Jesús dice que la condición es amarlo más a Él, que a cualquier otra persona:
“Aquel que ame más a padre o madre más que a Mi no me Merece a Mi y el que ame a hijo o a hija más que a mi, no me merece a mi.” (Ver a 1 Corintios 16:22; 2 Timoteo 4:8)
Lucas 14:33. La condición para la salvación es que seamos libres del amor a nuestras posesiones: “Cualquiera que no renuncia a todo lo que tiene no puede ser mi discípulo.”

Existen condiciones en el nuevo testamento que dicen que debemos conocer para así beneficiarnos de la Muerte de Cristo y ser salvados. Nosotros debemos creer en Él, recibirle, volvernos de nuestros pecados, obedecerle, humillarnos a nosotros mismo como niños, y amarle más de lo que amamos a nuestra familia, nuestras posesiones en esta vida. Esto es lo que significa ser convertido a Cristo. Y esto solamente es el camino de una vida eterna.

¿Pero qué es lo que mantiene estas promesas? ¿Qué las une? ¿Qué cosas impiden a una persona hacerlas? Yo creo que la respuesta está en la parábola de Mateo 13:44.

El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo, que un hombre descubrió y lo ocultó: entonces por el gozo que tiene, va y vende todo lo que tiene y compra ese Campo.

Esta parábola describe cómo una persona es convertida y traída al reino de los cielos, él descubre un tesoro y es llenado de gozo lo cual hace que venda todo lo que tiene de tal forma que pueda tener ese tesoro. Tú te conviertes a Cristo cuando Cristo se convierte en el tesoro de tu corazón y tu santo gozo. El nuevo nacimiento de esta santa afección es la raíz común de todas las condiciones de la salvación. Nosotros nacemos de nuevo-convertidos-cuando Cristo se convierte en el tesoro en el cual encontramos el más grande deleite que es confiar en Él, obedecerle y convertir esto en nuestro hábito normal.

Algunos pueden decir en contra del hedonismo cristiano: “es posible tomar esta decisión por Cristo sin el incentivo del gozo” Yo lo dudo. Pero este tema en esta mañana no.” Puedes tomar la decisión por Cristo sin el incentivo del gozo; pero... ¿pudieras tú? ¿Te haría algún bien en el caso que pudieras? ¿Existe alguna evidencia en las escrituras de que Dios aceptaría a personas que vienen a Él por cualquier otro motivo que no sea el deseo de agradarle a Él? Algunos dirían: “Nuestro propósito de vida debiera ser agradar a Dios y no a nosotros mismos”, “¿pero qué es lo que agrada a Dios?” Hebreos 11:6.
Sin fe es imposible agradar a Dios. Para cualquiera que quiera estar cerca de Dios debe creer que Él existe y que Él recompensa a aquellos que le buscan.

Tú no puedes agradar a Dios, a menos que tú vengas a Él buscando recompensa.
Qué fue lo que Cristo le dijo a Pedro cuando Pedro se enfocó en su auto negación sacrificial y dijo: “nosotros hemos dejado todo y te hemos seguido” (Mateo 19:27), Jesús vio su orgullo: “Nosotros hemos hecho la heroica decisión de sacrificarnos por Jesús”. Y ¿Cómo Cristo sacó ese orgullo del corazón de Pedro? Él dijo:
No existe alguno que haya dejado todo por mí que no reciba su recompensa… Ahora y en la vida eterna.
Pedro si tú no vienes a mí, por que soy el más grande tesoro, que todas esas cosas que tú has dejado, entonces tú nunca has venido a mí, tú sigues enamorado de tu autosuficiencia. Tú no te has convertido en un niño para el beneficio de su padre. Es este orgullo, que quiere ser más que un bebé; buscando la justicia, paz y gozo de nuestro Cristo. La condición de la salvación es que tú vengas a Cristo y busques la recompensa y que encuentres en el tesoro de tu corazón que es un santo gozo.

Para resumir: existen cinco grandes verdades que cada ser humano necesita para que se adueñe de estas cosas:

Primero: Dios es nuestro creador a quien le debemos gratitud por todo lo que tenemos.
Segundo: Ninguno de nosotros siente lo profundo, lo intenso y lo consistente de la gratitud que le debemos a nuestro creador.
Tercero: Nosotros entonces estamos bajo la justa condenación de Dios. Nuestro propio sentimiento judicial nos enseña que somos culpables.
Cuatro: En la muerte de Cristo Jesús por nuestros pecados Dios ha hecho la manera de satisfacer las demandas de su justicia y alcanzar la salvación de su pueblo.
Finalmente, la condición que nosotros debemos tener para beneficiarnos de esta grande salvación es que nosotros seamos convertidos a Cristo.- y conversión a Cristo es lo que pasa cuando Cristo se convierte en tu tesoro y en el santo gozo de tu corazón. Cada invitación bíblica de la palabra de Dios está enraizada en la promesa de un tesoro purificado. Cristo mismo es una amplia recompensa por cada sacrificio. La invitación a la palabra es sin la posibilidad de equivocarse Hedonista:
“A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará nuestra alma con grosura.
Inclinad vuestro oído, y venid a mí; Oíd y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes de David.
(Isaías 55: 1-3)

Wednesday, January 11, 2012

Nuevo capítulo en fenómeno Tebow

 Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida.
-- Juan 3:16


 Cuando otros jugadores se estarían golpeando el pecho con un puño, él se arrodilla para rezar. Su manera de ganar pronto se derrumbará, insisten los expertos.

La fórmula del éxito de Tim Tebow no es común en la NFL. Por eso, muchos se preguntan: ¿es un milagro en el fútbol americano, o la mezcla perfecta de suerte, oportunidad y buenas jugadas?
Ese debate ferviente es lo que vuelve al mariscal de los Denver Broncos uno de los temas más candentes estos días en Estados Unidos, una discusión en la que casi nadie es neutral.

En lo único en que muchos están de acuerdo es que la mezcla rara de lanzamientos poco comunes y devoción religiosa en el deporte más popular del país vuelve ineludible al QB cristiano de 24 años, quien usa el juego para llevar su mensaje de fe más allá del campo y al mismo tiempo lidera a los Broncos en una inesperada campaña de postemporada.

"Simplemente estoy muy agradecido por la plataforma que me ha dado Dios y la oportunidad de ser mariscal de los Denver Broncos. Qué gran organización", dijo Tebow tras su última actuación épica, en que lanzó un pase de touchdown de 80 yardas en la primera jugada del tiempo extra para vencer 29-23 a Pittsburgh en la ronda de comodines de los playoffs.

La jugada originó 9,420 tweets por segundo, según Twitter. Más de un usuario de Twitter se dio cuenta que Tebow lanzó para 316 yardas en el partido y logró un récord de los playoffs de la NFL con un promedio de 31.6 yardas por pase completo. Las cifras coinciden con la del pasaje bíblico de Juan 3:16, uno de los más citados por los cristianos y que se convirtió en la búsqueda más popular de Google la noche del domingo. Tebow solía pintarse esa cifra en la tintura negra que usaba en el rostro cuando jugaba en la Universidad de Florida.

"Lo que pasa con Tebow es que parece ser más genuinamente devoto que la mayoría de los atletas, que parecen ser devotos para ganar partidos", dijo Clifford Putney, autor de un libro sobre el cristianismo en los deportes entre 1880 y 1920.

Aunque Tebow ya era seguido desde que ganó el trofeo Heisman y dos títulos nacionales universitarios, su logro más reciente es popularizar el gesto de apoyar una rodilla en el suelo, un codo en la otra y la cabeza en ese puño mientras el caos estalla a su alrededor.

La práctica es conocida como "Tebowing" --"bowing" significa "haciendo una reverencia"-- y hasta tiene su propio sitio web con imágenes de gente que la repite en Jerusalén, Sydney y otros lugares.
Más allá del entretenimiento, los simpatizantes y los medios están reevaluando sus percepciones sobre los atletas y su religión, una relación que hasta ahora se consideraba casi con desdén. Tebow y sus cinco remontadas en el último cuarto y cuatro victorias en tiempo extra obligan a repensar las menciones a Dios en las declaraciones después de los partidos.

También el estilo de lanzar del mariscal es un dilema: los expertos lo critican y, cuando alguien lo defiende, enseguida se supone que es una persona que comparte los valores religiosos del jugador.
"Es el jugador más difícil de analizar que he visto en mi vida", dijo Sandy Clough, conductor de radio deportiva en Denver.

Tomado de ESPN  Deportes

Friday, January 6, 2012

¿Cómo resolver conflictos en el matrimonio? (Por Helena Calderón)


Una nueva experiencia, una nueva etapa en la vida se inicia cuando decidimos unirnos a un ser querido para compartir de nuestra total existencia en sueños, añoranzas y anhelos de felicidad con ese otro ser que amamos. Este es el instante en que aflora la ilusión y se abre el camino en el que todo parece “color de rosa”. Sin embargo, hay que tener presente que son dos personas distintas que deberán acoplarse y adaptarse mutuamente, para vivir en verdad el amor jurado como “eterno e incondicional”.

Sabemos que esto no es nada fácil y que lo que han de aportar cada uno en la pareja será indispensable para el logro de sus objetivos. Hay que tener presente, que como ocurre en la mayoría de los matrimonios, no estamos exentos de conflictos, pero que frente a esta realidad, debemos resolver los problemas de una manera adecuada. Llegar a ser personas que reconozcamos las diferencias de la mejor manera, cuidando la integridad del otro/a y aceptando la existencia de factores que no se pueden cambiar.

Actuar con tolerancia, debe ser una de las primeras leyes a cumplir a la hora de resolver los problemas. Se debe tener claridad que lo que marca la diferencia en una relación, no es lo que se espera de la pareja, si no lo que uno/a mismo/a puede aportar. Sin duda alguna, este será el modo de lograr el crecimiento de ambos, lo que se reflejará en una mejor calidad de vida.

Al hablar de cómo solucionar conflictos, es importante mencionar que la comunicación es la base fundamental. No sólo vista como una adecuada disposición de hablar, escuchar, sino como el ejercicio permanente de compartir inquietudes, vivencias, objetivos, proyectos y en general el día a día.

Un matrimonio que anhela seguir amándose para toda la vida, que a pesar de los malos tiempos deciden estar juntos, deben partir por tener un corazón respetuoso desde donde broten palabras positivas, abundantes y amorosas.

Para esto les brindamos una lista de sugerencias acerca de cómo resolver conflictos sin herir a la persona amada:

1. Identificar y focalizar el problema

Identificar y focalizar el problema requiere de un gran ejercicio: el diálogo. Expresar lo que se siente de forma permanente va a permitir entrar en un proceso de madurez en el cual la pareja pueda detectar cual es el problema. Lo contrario a este ejercicio es la acumulación de situaciones difíciles que no permiten saber con claridad que es lo que está pasando. En ocasiones, es posible encontrarse luchando contra aspectos que se creen es el problema, pero que no son más que los síntomas.

2. Buscar el lugar adecuado y el momento oportuno

Dejemos que el primer estallido del enojo pase. Es probable que si se habla en ese momento, se digan cosas de las cuales luego haya que arrepentirse. El momento oportuno es aquel cuando lo peor del conflicto pasó. Será necesario encontrarse a solas, de preferencia fuera de casa y en un lugar agradable para ambos.

3. Aprender a estar en desacuerdo sin pelear

Una buena comunicación, hará posible que se cumplan los objetivos de construir la relación. Un conflicto no significa necesariamente una pelea o estar en desacuerdo con la pareja. Muchas veces esto indica que existen dos seres pensantes y deseosos de compartir sus ideas. Aquí el elemento principal será siempre el respeto. Si no se practicó antes, debemos comenzar de manera respetuosa y amable a exponer las opiniones sin necesidad de humillar, ridiculizar o criticar.

4. No buscar culpables, sino soluciones

Se debe atacar el problema, no el uno/a al otro/a. Por lo general un ataque mutuo puede afectar más la relación y ser preámbulo para otra mayor. Tampoco busquemos la manera de herir a nuestra pareja. El problema es real y debemos buscar una solución sin herir los sentimientos del otro o la otra, más aún cuando ya no tenemos argumentos para defender nuestra posición. Las soluciones han de ser propuestas concretas de nuevas conductas para ambos. Procuremos proponer la nuestra en primer lugar.

5. No pretender tener la razón

Siempre hemos de incluirnos como parte del problema, ya que en una pareja ambos comparten permanentemente las responsabilidades. Esto permitirá que si nosotros/as ya tenemos la solución, la expongamos en el momento oportuno como una de las posibles salidas, recordando que no ha de ser la única.

6. Elegir una posible solución

Luego de un largo proceso de comunicación, en los cuales se debe atravesar varias etapas hasta lograr una madurez, hay que buscar las soluciones que sean saludables en términos físico-emocionales para todo el entorno familiar. Se debe intentar siempre rescatar los elementos positivos existentes. El aprender a solucionar las diferencias se inicia siempre con un sentimiento de humildad.

Wednesday, January 4, 2012

Dios los creó hombre y mujer a Su imagen (Por John Piper)


Génesis 1:26–28
Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra. Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.
Quisiera reflexionar con ustedes acerca de tres enseñanzas de este texto. Una de ellas es que Dios creó al ser humano. La segunda, es que Dios nos creó a su imagen. La tercera, es que nos creó hombre y mujer.
Es posible creer estas tres verdades y no ser cristiano. Después de todo, se enseñan justamente aquí, en las Escrituras Judías. Por consiguiente, un judío que cree en las Escrituras aceptaría estas verdades. Pero aunque se puede creer estas verdades y no ser cristiano, todas apuntan al Cristianismo. Todas ruegan por la consumación que surge del trabajo de Cristo. Eso es de lo que quiero hablar, especialmente en relación con la tercera verdad –que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, como hombre y mujer.

1. Seres Humanos Fueron Creados por Dios

 

Tomemos la primera verdad: Que los seres humanos fueron creados por Dios. Creo que esto necesita clarificarse. ¿POR QUÉ nos creó? Cuando uno hace algo, tiene una razón para hacerlo. Pero, el mundo de hoy, ¿da una respuesta adecuada a esta pregunta? El Antiguo Testamento habla del hombre poniendo al mundo ante Su dominio. Habla de que ha sido creado para mostrar la gloria de Dios (Isaías 43:7) Habla de toda la tierra siendo llenada con el conocimiento de la gloria del Señor.


Pero, ¿qué vemos nosotros? Vemos un mundo en rebeldía contra el Creador. Vemos a las Escrituras Judías llegando a un final con la historia de la creación totalmente incompleta, y la esperanza de gloria está aún por llegar. Así que, solamente creer que Dios creó al ser humano de la forma que las Escrituras Judías nos enseñan que lo hizo, ruega porque se cuente el resto de la historia, es decir, el Cristianismo. Sólo en Cristo puede lograrse el propósito de la creación.

2. Dios Nos Creó a Su Imagen

 

O tomemos la segunda verdad, por ejemplo: Dios nos creó a su imagen. De seguro, esto debe tener algo que ver con el motivo por el que estamos aquí. Su propósito para crearnos debe tener que ver en forma maravillosa, con el hecho de que no somos ranas, lagartijas ni pájaros, ni tampoco monos. Somos seres humanos a imagen de Dios, sólo nosotros y ningún otro animal.


Pero cómo hemos estropeado esta increíble dignidad. ¿Somos como Dios? En realidad, si y no. Sí, somos como Dios, aún siendo pecadores e incrédulos, hay una semejanza. Lo sabemos porque en Génesis 9:6 Dios dijo a Noé: “El que derrame sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada, porque a imagen de Dios hizo El al hombre”. En otras palabras, aún en un mundo donde abunda el pecado (hasta el punto de asesinato), los seres humanos todavía son a imagen de Dios. No se los puede matar como a los ratones y mosquitos. Pierdes el derecho a la vida si asesinas a un ser humano. (Ver Santiago 3:9).


Pero ¿somos la imagen que Dios quiso que seamos? ¿No está esa imagen tan estropeada que a veces es casi imposible de reconocer? ¿Sientes que eres como Dios en la forma que deberías serlo? De modo que aquí nuevamente, la creencia de que fuimos creados a imagen de Dios ruega por ser completada – en este caso por una redención, una transformación, una forma de re-creación. Y eso es exactamente lo que conlleva el Cristianismo. “Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas... y os vistáis del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad” (Ef. 2:8-10; 4:24). Dios nos creó a Su imagen, pero nosotros lo hemos echado a perder completamente y Jesús es la respuesta. Él viene a través de la fe, perdona, limpia y comienza un proyecto de recuperación llamado santificación, que terminará en la gloria que Dios tenía preparada para el ser humano al principio. Por consiguiente, ya que sabemos que fuimos creados a imagen de Dios, nuestro pecado y corrupción ruegan por una respuesta. Y Jesús es la respuesta.

3. Dios Nos Creó Hombre y Mujer

 

La tercera verdad en estos versos es que Dios nos creó hombre y mujer. Y esto también apunta al Cristianismo y ruega por la consumación de Cristo. ¿Cómo? De dos maneras, por lo menos. Una proviene del misterio del matrimonio. La otra, de la histórica fealdad de las relaciones masculino-femeninas en pecado.


El Misterio del Matrimonio 


Tomemos el misterio del matrimonio. En Génesis 2:24, justo luego de la explicación de cómo fue creada la mujer, Moisés (el escritor de Génesis) dice: “Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. Ahora bien, cuando el apóstol Pablo cita este verso en Efesios 5:31 dice: “Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia”. Y utilizando esto como indicio, desarrolla el significado del matrimonio: Es un símbolo del amor de Dios por la iglesia, representado en el amor del esposo hacia su mujer; y es un símbolo de la feliz sumisión de la iglesia a Cristo representada en la relación de la esposa hacia su marido.


Él llama a Génesis 2:24 un “misterio” porque Dios no reveló claramente en Génesis todos Sus propósitos para el matrimonio del hombre y la mujer. Habían referencias en el Antiguo Testamento de que el matrimonio era como la relación de Dios con Su pueblo. Pero sólo con la venida de Cristo el misterio del matrimonio queda explicado en detalle. Intenta ser un reflejo del pacto de Cristo con Su pueblo, Su compromiso con la iglesia.


Se puede observar entonces, cómo Dios al crear al ser humano hombre y mujer y luego al ordenar el matrimonio como la relación en la cual el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su esposa en compromiso y pacto, se observa cómo este acto de creación y este mandato del matrimonio ruegan por la revelación de Cristo y Su iglesia. Imploran por el Cristianismo como la revelación del misterio.


Este es un pensamiento muy extraño para muchos, incluso para la mayoría de los cristianos, porque el matrimonio es una institución secular tanto como cristiana. Se lo encuentra en todas las culturas, no sólo en sociedades Cristianas. Entonces, no creemos que los matrimonios no Cristianos que conocemos sean símbolos misteriosos de la relación de Cristo con la iglesia. Pero lo son, y nuestra misma existencia como hombres y mujeres en el matrimonio pide por que Cristo se haga conocer en Su relación con la iglesia. El Cristianismo completa nuestra comprensión acerca del pacto de matrimonio.


Permíteme presentarte una situación y darle un giro que quizá no hayas pensado antes. Cristo vendrá nuevamente a la tierra. Así como lo vieron irse, vendrá nuevamente, según dijeron los ángeles. Entonces imaginemos ese día. Se abren los cielos y suenan las trompetas y el Hijo del Hombre aparece sobre las nubes con poder y gloria y con miles de ángeles brillando como el sol. Él los envía a reunir a Sus elegidos por todo el mundo y resucita de entre los muertos a quienes murieron en Cristo. Él les da cuerpos nuevos y gloriosos como el Suyo propio y transforma al resto de nosotros en un abrir y cerrar de ojos, para que estemos listos para la gloria.


La preparación por siglos de la esposa de Cristo (¡la iglesia!) finalmente se ha completado y Él toma su brazo, figurativamente, y la conduce a la mesa. La cena del Cordero del casamiento ha llegado. Él está a la cabecera de la mesa y un gran silencio cae sobre los millones de santos. Y Él dice: "Éste, mis amados, era el significado del matrimonio. Esto es hacia lo que todo apuntaba. Este es el motivo por el cual los creé hombre y mujer y les ordené celebrar el pacto del matrimonio. De aquí en adelante, no habrá más matrimonio, porque la realidad final ha llegado y la sombra puede desaparecer". (Véase Marcos 12:25; Lucas 20:34-36)


Ahora, recuerda lo que estamos haciendo: Estamos tratando de ver que la tercera verdad, Dios nos creó a su imagen, hombre y mujer, apunta al Cristianismo como su consumación. Y yo dije que lo hace de dos formas. La primera fue por el misterio del matrimonio. La creación del ser humano como hombre y mujer da el marco necesario en la creación, para la ordenanza del matrimonio. No podría haber existido el matrimonio sin el hombre y la mujer. Y el significado del matrimonio no es conocido en su esencia o plenitud, hasta que uno lo ve como una parábola de la relación de Cristo con la iglesia.


Entonces, la creación del ser humano como hombre y mujer apunta al matrimonio, y el matrimonio apunta a Cristo y la iglesia. Consecuentemente, la creencia de que Dios nos creó a Su imagen como hombre y mujer no está completa sin el Cristianismo, sin Cristo y Su trabajo de salvación para la iglesia.


La Histórica Fealdad de las Relaciones Entre el Hombre y la Mujer 

Ahora bien, dije que había otra forma en que la creación como hombre y mujer apunta al Cristianismo como consumación necesaria; esta es, de su distorsión en la histórica fealdad de las relaciones entre el hombre y la mujer. Déjame que trate de explicar.


Cuando el pecado entró al mundo, el efecto sobe nuestras relaciones como hombre y mujer fue devastador. Dios se presenta a Adán, luego de que éste comiera del fruto prohibido, y le pregunta qué ha sucedido. Adán contesta en Génesis 3:12, “La mujer que tú me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí”. En otras palabras, es culpa de ella (¡o tuya por dármela!), ¡entonces, si alguien debe morir por comer el fruto es mejor que sea ella!


Allí tenemos el comienzo de toda violencia familiar, todo el abuso hacia la esposa, toda violación, toda difamación sexual, todas las formas de denigración de la mujer que Dios creó a Su imagen.


Génesis 3:16 pronuncia la siguiente maldición sobre el hombre y la mujer caídos: Dios le dice a la mujer, “En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto, con dolor darás a luz los hijos; y con todo, tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre ti”. En otras palabras, el  resultado del pecado y la maldición de nuestra era es el conflicto entre los sexos. Este verso no es una descripción de cómo deberían ser las cosas. Es una descripción de la forma en que serán las cosas mientras reine el pecado. Hombres dominantes y mujeres engañosas. Este no es el significado de hombre y mujer a imagen de Dios. Es la fealdad del pecado.
Ahora bien, ¿cómo apunta esa fealdad al Cristianismo? Apunta al Cristianismo porque ansía la curación que el Cristianismo trae a la relación entre hombres y mujeres. Si Dios nos creó a Su imagen COMO HOMBRE Y MUJER, ello implica igualdad en la condición de persona, dignidad, respeto mutuo, armonía, complementariedad, un destino unificado. Pero ¿dónde está todo esto en la historia del mundo? Está en la curación que trae Jesús.

Dos Observaciones Acerca de la Curación que Trae Jesús

Hay tanto para decir aquí. Pero permítanme mencionar sólo dos cosas.


3.1. El Destino del Ser Creado Hombre y Mujer


Primero, Pedro dice en 1 Pedro 3:7, que los esposos cristianos son “coherederos de la gracia de la vida”. ¿Qué significa esto? Significa que en Cristo los hombres y mujeres recuperan el sentido por el que fueron creados hombre y mujer a imagen de Dios. Significa que juntos, como hombre y mujer, deben dar la imagen de la gloria de Dios y juntos como coherederos, deben heredar la gloria de Dios.
La creación como hombre y mujer a imagen de Dios (cuando lo vemos con el pecado) ruega para que sea consumada la curación que surge del trabajo de transformación de Cristo, y la herencia que Él dejó para los pecadores. Cristo recupera del pecado la realidad de que el hombre y mujer son coherederos de la gracia de la vida.


3.2. El Significado de la Soltería Como Hombre y Mujer


El otro aspecto para mencionar sobre la forma en que Cristo da vuelta las cosas y supera la fealdad de nuestro conflicto, y además cumple el destino de ser creados hombre y mujer a imagen de Dios, se encuentra en 1 Corintios 7. Allí, Pablo dice algo increíblemente radical para esos días: “A los solteros y a las viudas digo que es bueno para ellos si se quedan como yo... el soltero se preocupa por las cosas del Señor, cómo puede agradar al Señor…la mujer que no está casada y la doncella se preocupan por las cosas del Señor, para ser santas tanto en cuerpo como en espíritu… Esto digo…no para poneros restricción, sino para…asegurar vuestra constante devoción al Señor” (1 Corintios 7: 8, 32-35).


¿Puedes ver lo que esto implica? Implica que la curación que Jesús brinda al hombre y la mujer, creados a imagen de Dios no depende del matrimonio. En realidad, la experiencia de Pablo como hombre soltero (y el modelo de Jesús como soltero) le enseñó que hay cierta devoción resuelta al Señor, que es posible para el hombre o mujer solteros, que no es usualmente la porción de los santos casados.


En otras palabras: El matrimonio es una institución temporaria en esta era, hasta la resurrección de los muertos. La esencia de su significado y propósito es representar la relación de Cristo con la iglesia. Pero cuando venga la realidad, la representación que conocemos será dejada de lado. Y no existirá el matrimonio en la era que viene. Y aquellos que han sido solteros y consagrados al Señor, se sentarán en la cena matrimonial del Cordero, como herederos plenos del don de la vida. Y según su devoción al Señor y sus sacrificios serán recompensados con afecto, relaciones y alegrías más allá de toda imaginación.

En Resumen

Vamos a resumir lo expresado.
  1. Dios creó a los seres humanos. Y al finalizar el Antiguo Testamento, este hecho sorprendente demanda el resto de la historia, la Cristiandad, para que tenga sentido lo que Dios quería hacer. Sus propósitos en la creación están incompletos sin el trabajo de Cristo.
  2. Dios nos creó A SU IMAGEN. Pero nosotros hemos estropeado esa imagen de tal manera que es casi irreconocible. Consecuentemente, esta verdad ruega por la consumación del Cristianismo, porque lo que hace Jesús es reclamar lo que ha sido perdido. Esto es una "nueva creación en Cristo". Se restaura la imagen en justicia y santidad.
  3. Dios nos creó a Su imagen como HOMBRE Y MUJER. Y esto también ruega por la consumación de la verdad del Cristianismo. Nadie puede darse cuenta completamente de lo que significa ser hombre y mujer casados hasta ver que el matrimonio es para mostrar a Cristo y la iglesia. Y nadie puede entender el verdadero destino de ser creados hombre y mujer a imagen de Dios hasta entender que el hombre y la mujer son ambos herederos de la gracia de la vida. Y finalmente, nadie puede entender completamente el significado de estar soltero como hombre y mujer a imagen de Dios, hasta enterarse por Cristo que en el futuro no existirá el matrimonio y consecuentemente, el glorioso destino de ser hombre y mujer a imagen de Dios, no depende del matrimonio, sino de la devoción al Señor.
Entonces, permanezcan, persistan en estas verdades: Dios te ha creado, Él te ha creado a Su imagen, y te ha creado hombre o mujer para que puedas tener completa, radical y única devoción al Señor.