"Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí." Job 19:25-27
Tuesday, January 3, 2012
Qué hacer en las áreas grises (Por John MacArthur)
Como pastor me gozo guiar a la gente a través de la Palabra de Dios y explicarles las implicaciones de ella en sus vidas. Me gozo poder ayudarles a clarificar un punto de doctrina, interpretar un versículo difícil, o responderles cualquier otra pregunta. Entre tantas preocupaciones de la gente, no recuerdo que haya una vez que alguien me preguntó si es pecado mentir, engañar, robar, matar, cometer adulterio, o codiciar. También ha pasado mucho tiempo desde que alguien me ha preguntado si un cristiano debe leer la Biblia, orar, o compartir con otros la salvación de Jesucristo. La Biblia es clara en todas estas áreas.
Sin embargo, sí hay una clase de preguntas que caen en medio de todo. Son temas sobre qué hacer con la libertad cristiana – temas que caen en las áreas grises. ¿Qué clase de entretenimiento es aceptable? ¿Qué clase de música está bien? ¿Qué cosas pueden hacer los cristianos los domingos? ¿Y qué de nuestra ropa, lo que comemos y bebemos, o cómo usamos nuestro tiempo extra – habla la Biblia sobre estas cosas?
Algunos dirán, “No, la Biblia no habla sobre estos temas. Haz lo que quieras hacer - ¡Eres libre en Cristo!” Mientras sea verdad que la Biblia no habla específicamente sobre cada decisión que tendrás que hacer en tu vida, no cambian los principios que gobiernan la libertad cristiana. Cuando pasas las “áreas grises” por la red de los principios de la Palabra de Dios, confió que encontrarás claridad y verdadera libertad para vivir tu vida para la gloria de Dios.
¿Me beneficiará espiritualmente?
Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica (1 Corintios 10:23).
Una cosa de “provecho” es útil o para tu ventaja; y la idea detrás de la palabra “edifica” es para la madurez espiritual. Entonces basado en este versículo, pregúntate, “¿Hacer esto mejorará mi vida espiritual? ¿Cultivará piedad? ¿Me ayudará espiritualmente?” Si no, debes cuestionar si este comportamiento es la mejor decisión.
¿Me traerá bajo esclavitud?
Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna (1 Cor. 6:12).
En la segunda parte de este versículo, Pablo está diciendo, “No seré dominado por el poder de cualquier cosa”. Si lo que estás considerando hacer puede empezar una mala costumbre, ¿por qué hacerlo? No permitas que seas dominado bajo algo o alguien. Eres siervo del Señor Jesucristo, y de Él solamente.
¿Destruirá el templo de Dios?
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios (1 Cor. 6:19-20).
No hagas nada que pueda dañar tu cuerpo o traerle vergüenza – es el único instrumento que tienes para glorificar a Dios. Romanos 6:13 dice, “Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia”. La forma en que uses tu cuerpo siempre debe reflejar tu deseo de honrar a Jesucristo.
¿Causará que alguien más caiga?
Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos. Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles (1 Cor. 8:8-9).
Este es el principio del amor. Así como dice Romanos 13:10: “El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor”. Si sabes que tu decisión – lo que consideres “entre los límites” y aprobado – causa a otro cristiano a tropezar y pecar, ama a ese hermano o hermana lo suficiente y resiste tu propia libertad. Eso no es popular en una sociedad egocéntrica, pero es bíblico. Complacerse uno mismo en su legítima libertad y causar problemas para otro cristiano es pecado. “De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis. Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano” (1 Cor. 8:12-13).
¿Causará que el evangelio se expanda?
No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos (1 Cor. 10:32-33).
Aún si eres consciente de ello o no, lo que permitas o no permitas en tu comportamiento afecta tu testimonio para Cristo – y el mundo lo está notando. Es un problema de testimonio – lo que tu vida hable de Dios. Tú testimonio o refleja la verdad de Dios o refleja una mentira. Las decisiones que haces en las áreas “grises” deben reflejar tu deseo de no ofender la reputación de Dios pero de traerle gloria.
¿Violará mi consciencia?
Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado (Ro. 14:23).
Primera Corintios 10:25-29 contiene tres referencias para abstenerse de una cierta práctica “por motivos de consciencia”. Nunca entrenes a violar tu propia consciencia. Si tu consciencia se molesta por lo que estás considerando, no lo hagas. Si no estás seguro, no lo hagas. Es difícil exagerar el valor de una consciencia limpia, pero vale la pena mantener tu consciencia clara para que tu relación con Dios no sea obstruida. Si permaneces en oración y en el estudio de la Palabra de Dios, informarás tu consciencia para que “[andéis] como hijos de luz…comprobando lo que es agradable al Señor” (Efesios 5:8, 10).
¿Le traerá gloria a Dios?
Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios (1 Cor. 10:31).
Este versículo es claramente el resumen y la meta de todos los principios que yo he compartido. ¿No es el deseo de nuestro corazón poder glorificar a nuestro Señor y Salvador con nuestras vidas? Piensa en tu decisión - ¿Será Él glorificado, honrado, y alabado por medio de esto? Que podamos decir juntamente con Jesús, “Yo te he glorificado en la tierra” (Juan 17:4).
¿Entonces cuáles preguntas tienes? Fíltralas por los principios de arriba y disfruta tu libertad en Cristo – ¡la libertad a ser lo que Él te ha creado a ser!
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